El origen de la palabra “leucemia” procede de los médicos europeos del siglo XIX que observaron que en ciertos pacientes las muestras de sangre tenían un color blanquecino y al sedimentar se formaba una gruesa capa blanca entre el plasma (la parte líquida de la sangre) y la capa de glóbulos rojos. Esto se debía a un marcado aumento en el número de glóbulos blancos y se consideró como una característica principal de la enfermedad, dándole nombre. El término leucemia (que proviene de las palabras griegas leukos, que significa blanco, y haima, que significa sangre) se utilizó para darle nombre a la enfermedad.
El término leucemia es utilizado actualmente para denominar la enfermedad en la que se producen glóbulos blancos anormales y sus cifras en la sangre se encuentran aumentadas. Además de en la sangre, las células leucémicas pueden aparecer en otros órganos, sobre todo en el bazo, haciendo que éste aumente de tamaño y pueda llegar a palparse cuando se explora el abdomen del paciente. Hay que distinguir las “leucemias” de otras situaciones en las que aumentan los glóbulos blancos en sangre pero no son anormales ni tumorales, que se denominan leucocitosis.
Las principales formas de leucemia se dividen en cuatro categorías:
- leucemia mieloide aguda
- leucemia mieloide crónica
- leucemia linfocítica aguda
- leucemia linfocítica crónica
Los términos mieloide y linfocítica hacen referencia al tipo de célula implicada:
- Mieloide: granulocitos, monocitos, eosinófilos o basófilos
- Linfocítica: linfocitos
Los términos aguda y crónica describen el comportamiento de la enfermedad.
- La leucemia aguda es una enfermedad que avanza rápidamente y que se caracteriza principalmente por células leucémicas que no están totalmente diferencia¬das. Estas células inmaduras no pueden desempeñar sus funciones normales.
- La leucemia crónica avanza más lentamente y la proliferación se caracteriza por mayores cantidades de células diferenciadas. En general, estas células maduras pueden desempeñar algunas de sus funciones normales.
Las características específicas de las células leucémicas han permitido una posterior subclasificación de los principales tipos de leucemia. Las categorías y subgrupos permiten a los hematólogos determinar con qué rapidez puede avanzar la enfermedad y establecer el momento en que el paciente necesita tratamiento y lo que es más importante, decidir qué tipo de trata¬miento resultará mejor para cada forma de leucemia y cada tipo de paciente.