En el pasado, cuando el tratamiento médico de la LMC era menos efectivo que en la actualidad, era importante determinar el pronóstico, para conocer así las expectativas de supervivencia y el riesgo de transformación a leucemia mieloide aguda. El sistema pronóstico de Sokal, que consideraba la edad, el tamaño del bazo y las cifras de plaquetas y de blastos, fue utilizado con tratamientos basados en quimioterapia. El sistema Euro, que además de estos cuatro factores incluía las cifras de eosinófilos y basófilos, fue utilizado con el tratamiento con interferón alfa recombinante.
Ambos sistemas clasifican los pacientes en tres grupos pronósticos de bajo, intermedio y alto riesgo. Estos sistemas también se utilizaban para calcular la probabilidad de supervivencia en pacientes sometidos a trasplante alogénico de médula ósea y también se consideran útiles para estimar la eficacia de los tratamientos más utilizados en la actualidad, los inhibidores del oncogén BCR-ABL, que han permitido que los pacientes con riesgo intermedio se asemejen en su pronóstico a los de bajo riesgo. La esperanza de vida de los pacientes tratados con inhibidores del oncogén BCR-ABL es actualmente superior al 90% a los cinco años. Sin embargo estos tratamientos han de administrarse de manera indefinida, ya que no eliminan la enfermedad. La única modalidad curativa de la LMC es el trasplante alogénico de médula ósea.
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