En la actualidad, la mayoría de los enfermos de LMC no presenta síntomas anormales en el momento del diagnóstico, ya que la primera manifestación de la enfermedad es el aumento de las cifras de leucocitos en la sangre (leucocitosis). La leucocitosis no produce síntomas relevantes y suele ser detectada en un análisis de sangre rutinario o realizado para estudiar otro problema de salud del paciente.
El hallazgo en una persona de una leucocitosis, es un motivo suficiente para que el médico investigue su causa. Si no existe una causa justificada para dicha leucocitosis, el hematólogo realizará más estudios para detectar las diferentes causas que la puedan producir, como una infección oculta o una leucemia.
Si la LMC no se detecta al no haber realizado análisis de sangre, se producen síntomas de enfermedad. En primer lugar aparecen síntomas inespecíficos como cansancio, debilidad, pérdida de apetito y de peso, sudores sin explicación e incluso décimas de fiebre. También el paciente pueden aparecer dolores de huesos o bien molestias debidas al aumento de tamaño del bazo, que se manifiestan como un dolor en el lado izquierdo del vientre o sensación de plenitud tras las comi¬das. Asimismo, el paciente puede mostrar palidez, tener el pulso más rápido y revelar una masa palpable en el abdomen, debida al aumento del tamaño del bazo. Por último, puede ocurrir que aparezcan síntomas ocasionados por un aumento muy intenso de los glóbulos blancos en sangre, como dolor de cabeza, visión borrosa o dificultad para respirar.